
Seguramente no lo sepáis, pero en el siglo XVIII, gracias a una de las familias de Macharaviaya, los Gálvez, este rincón malagueño se transformó completamente. Los Gálvez llegaron a tener fama en el imperio español, y Carlos III los recompensó, haciendo de Macharaviaya una pequeña Madrid.
El nombre de Macharaviaya proviene del árabe Machxar Abu Yahya, que significa el Tribunal de Abu Yahya. Desde siempre era el típico pueblo andaluz, con sus casitas blancas y sus callejuelas empedradas. Pero, al llegar el siglo XVIII, varios miembros de la familia Gálvez se convirtieron en prominentes diplomáticos, militares y gobernantes en el Nuevo Mundo.
La riqueza y prosperidad de estos diplomáticos benefició totalmente a Macharaviaya. Se plantaron viñedos y comenzó a comercializarse naipes para toda España y el Nuevo Mundo. El pueblo creció tanto en popularidad como en población, se construyeron casas nobiliarias, y llegaron importantes artistas para hacer obras de arte, que se albergaban en la iglesia parroquial, hasta que desaparecieron en la Guerra Civil española.
Sin embargo, una tremenda plaga acabó con los viñedos en el siglo XIX, y la fábrica de naipes se desmoronó. Fue el ocaso de Macharaviaya, quien quedó con el legado de aquellos edificios del siglo XVIII. Hoy Macharaviaya es una bonita población, con un centro histórico que deberíais recorrer. Veréis la iglesia parroquial, y un museo que describe la historia de la familia Gálvez.
Sin embargo, Macharaviaya ofrece un museo al aire libre de casas nobiliarias del siglo XVIII. Aquí vivieron muchos y grandes artistas de la época. Además, la memoria de Macharaviaya no sólo se ve en las casas, fachadas y otros edificios, sino en el nombre de muchas de las calles, que recuerdan al Nuevo Mundo, como Pensacola o Nueva Orleans.
Seguro que Macharaviaya será una interesante excursión si tenéis reservado vuestros hoteles en Málaga. Acercaros y revivir el pasado colonial de España.
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